Cuando ella cumplió 9 años, su mamá decidió amputarle las piernas. 15 años después nadie podía creer lo que pasó

La vida siempre nos pone frente a distintas dificultades que, sólo con decisión y fortaleza, podremos afrontar y superar. Este es el caso de Oksana Masters.

Fue en la ciudad ucraniana de Jmelnitski, un 19 de junio de 1989, que nació Oksana Oleksandrivna Bondarchuk. Su vida fue difícil desde el primer momento; ella, como muchos más niños en Ucrania, nació con distintas malformaciones debido a la radiación producto del accidente de Chernóbil tres años antes: piernas de distinto tamaño,  falta de peso en las pantorrillas, dedos palmeados sin pulgares y seis dedos en cada pie.

Luego de ser abandonada por sus padres pasó su infancia en un orfanato. Siempre hambrienta y con frío, ella y Lainy, su mejor, amiga, solían robar las sobras de la comida cuando nadie las veía. Un mal día Lainy fue sorprendida robando comida por tres de los trabajadores del orfanato, la golpearon hasta que ella dejó de emitir sonido alguno mientras Oksana observaba escondida y en silencio bajo una mesa, nunca volvió a ver a su mejor amiga.

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Por fortuna, cuando Oksana tenía siete años de edad, fue adoptada por Gay Masters, una terapeuta estadounidense que no podía tener hijos. La recibió en el aeropuerto de Buffalo, New York, con un muñeca en mano como regalo a la pequeña, Oksana llamó a esa muñeca Lainy.

“Yo vi la foto y me di cuenta de que era mi hija”, cuenta Gay Masters a neinvalid.ru.

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Oksana jugaba con otros niños de su edad pero el dolor en sus piernas era tan fuerte que los médicos recomendaron que fueran amputadas. La izquierda fue amputada cuando tenía 8 años de edad y la derecha 5 años después. Luego fue sometida también a cirugías para reconstruir los pulgares de sus manos.

Al principio la pequeña Oksana no estaba feliz sin sus piernas, le gritaba a su madre que se las había quitado porque a ella no le gustaban; esto a Gay le rompía el corazón. Sin embargo, aprendió y se acostumbró rápidamente a sus nuevas prótesis, y a los trece años de edad descubrió el mundo del remo.

La experiencia fue “indescriptible”, dice Oksana. “Es como cuando nadas. Estás en tu propio mundo bajo el agua. El bote es como tu propio mundo. Me encanta todo, desde los remos hasta el chasquido al remar, y el hecho de que es algo tan difícil, pero cuando lo miras desde lejos es tan elegante y hermoso.”

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Tan sólo un año después Oksana ya estaba ganando sus primeras carreras en remo. Para el 2011 había quedado en segunda posición en el Campeonato Mundial Adaptado; en 2012 participó en los Juegos Paralímpicos representando a EEUU y quedó en el tercer puesto llevándose, de esta manera, la medalla de bronce.

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A partir de entonces sólo ha cosechado éxitos. Ha ganado medallas en juegos paralímpicos y mundiales en esquí nórdico. Es también biatleta y ciclista.

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La pequeña niña que comenzó su vida sufriendo en un terrible orfanato se ha convertido en una mujer fuerte y decidida, ejemplo de fortaleza y constancia. Ha superado toda clase de obstáculos, se ha sobrepuesto al dolor y al fracaso, y ha alcanzado la cima en su disciplina deportiva. Sin duda una historia que merece ser compartida.

Esta chica se merece todos los me gusta y comparte su gran ejemplo.

Fuente: porquenosemeocurrio


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