Por prestar gane un amigo, por cobrarle lo perdí. Mira qué hacer cuando te piden dinero prestado

“No pidas ni des prestado a nadie, pues el prestar hace perder a uno mismo el tiempo, el dinero y al amigo”
– William Shakespeare

Si alguien te pide dinero prestado es porque considera muy probable obtenerlo. Quizás tienes un buen auto o una casa bonita y aún los estás pagando, pero quien te solicita el préstamo por lo general no lo sabe y posiblemente piensa que los has conseguido fácilmente.
No siempre saldrás perdiendo si prestas dinero a amigos o familiares, pues hay quienes sí cumplen su palabra de devolverlo. Sin embargo, desafortunadamente la mayoría de las veces no es así y esto puede arruinar la relación en diversos aspectos:
 
– Si dices que no… se ofenden y te catalogan de tacaño o insensible.
 
– Si dices que sí y no les cobras, no te pagan… Desaparecen, no vuelves a verlos. Te da más pena a ti cobrarles que a ellos, deber.
 
– Si les prestas y les cobras… se ofenden.
 
Así que sólo tienes dos opciones: prestar o no prestar.
 
Antes que decidas es importante que evalúes si realmente puedes hacerlo. Nunca prestes a menos de que estés absolutamente seguro de que no lo necesitarás. Por ello hay quienes dicen que en realidad no debes considerar ese dinero como “prestado”, sino como regalado; hazte a la idea de que jamás regresará a ti. Ya habrá otras maneras en que la vida te recompense ese acto bondadoso. 
Otras reflexiones que puedes hacer antes de prestar dinero son:
 
1.  ¿Es una necesidad real o un capricho? Pregunta cuál es el motivo. No es lo mismo prestar para salir de un bache financiero, que para comprar un artículo de lujo o pagar deudas de juego. En vez de ayudar, lo perjudicas.
 
2. ¿Es la única forma en la que puedes ayudarlo? Busca otra opción. 
 
3. Evalúa bien a la persona. ¿La conoces de mucho tiempo? ¿Es digna de confianza?
¿Lleva un vida de gastos innecesarios, diversiones, vicios y, para colmo, no planifica sus finanzas? Si apenas lo conoces y se atreve a pedirte, seguramente ya le pidió a todo el mundo.

Ahora bien, si decides NO prestar:   

No te sientas obligado a decir sí. Si crees que tu dinero estará en riesgo y no vale la pena, no cedas. Sólo tú sabes cómo están tus finanzas y sólo tú cuidas de ellas. Aprende a decir “no” de manera asertiva. Si quieres algunas disculpas para negarte, directas pero amables, aquí te damos cuatro sencillas:

1.  “No tengo dinero, perdón”. Si no tienes presupuesto para préstamos y, por el contrario, tu relación ingreso-gasto es justa, no habrá nada que negociar.

2. “Tengo destinado mi presupuesto para otros planes”. Hacerle saber que, aunque tienes dinero, está comprometido en otro proyecto.

3. “Haré cuentas, y si me es posible me comunicaré contigo”. Sólo en caso de que verdaderamente puedas hacerlo sin comprometer demasiado tu patrimonio, es decir, tomando medidas de seguridad y transparencia. De no ser así es preferible no mentir si en realidad no lo ayudarás, para que busque otra opción.

Es importante también que analices que si un amigo o familiar se enoja contigo porque no le facilitas el dinero, entonces ¿qué tipo de relación tenías con él? Piensa en esto: ¿qué clase de persona dejaría de ser tu amigo porque no le das dinero cuando lo exige? Si la amistad o la relación se rompe por eso, es que no era muy sincera o verdadera. Si están basadas en lo económico no perduran. Un amigo de verdad entenderá tus razones.

Si dices , considera lo siguiente:

1. Evalúa si tienes posibilidades de hacerlo.

2. Habla con tu pareja. Si compartes con ella dinero y proyectos, es importante que ambos estén de acuerdo.

3. ¿Si ese dinero no se te devuelve en el plazo esperado, puede traerte problemas? Presta sólo el que estés dispuesto a perder.

4. Sé claro en tus expectativas, términos y condiciones. Pon fecha límite de pago o un plan de pagos con calendario. Deja en claro que si no puede pagarte en la fecha acordada, te avise inmediatamente. Es mejor dejarlo en claro antes.

5. Si consideras necesario ponlo por escrito. Puedes pedirle que te firme un pagaré o un contrato. Aunque probablemente no llegues a buscar tu dinero por vías legales, siempre es preferible tenerlo escrito para que después no haya confusiones ni malos entendidos.

6. Si es alguien a quien aprecias mucho, considera si quieres prestarle o darle una cantidad sin que sea préstamo. Si está dentro de tus posibilidades y le tienes afecto especial, toma en cuenta la posibilidad de darle el dinero como un regalo. Si te lo regresa, qué bueno. Si no, siéntete con la satisfacción de haberlo apoyado en un momento de necesidad.

Reitero: no siempre prestar dinero puede ser una mala experiencia. Hay personas muy cumplidas, pero recuerda que prestar no es tu obligación; no te sientas culpable por decir NO. Una amistad condicionada no es sincera, y si es así ¿qué caso tiene? Llena tu vida de personas positivas. ¡Ánimo, y hasta la próxima!

Fuente: cesarlozano/ Dr. César Lozano