Si realmente amas a los perros pug jamás te compres uno. Al ver esta radiografía entenderás por qué

No podemos ser tan egoístas.

Déjenme comenzar diciendo que los pugs son mi raza favorita de perros desde que vi a Frank en Men In Black cuando era pequeña. Los encuentro preciosos. No hay nada más tierno en este mundo que la forma en que mueven su posterior cuando corren felices al ver a sus dueños. Además de que los perros, todos los perros, tienen algo blandito y puro en su interior que los hace mejores criaturas que casi cualquier otra en la tierra, al menos cualquiera que yo conozca.

Es por todo esto que jamás me compraría un pug.

Es por esto, por lo mucho que los amo, que realmente creo que esta maravillosa raza de perros debería desaparecer de la faz de la tierra, al menos en su versión actual.

Creanme que no estoy tratando de sonar controversial.

Y es que el pug, también conocido como “carlino”, es uno de los perros más afectados por la manipulación eugenésica y sólo porque el tema ya es suficientemente agudo, no nos meteremos a hablar de los criaderos.

Los pugs son el resultado de siglos de cruces entre ejemplares de ciertas características para conseguir su reducido tamaño, la adorable cola alzada y, lo peor de todo, su hermoso rostro achatado.

Ya que estos rasgos no cambiaron por evolución, sino que fueron forzados por la mano del hombre, no toda su anatomía cambió de forma acorde: Sus huesos se comprimieron, pero el tejido de piel y músculos alrededor no siguió este movimiento y cuelga de formas incómodas que facilitan la aparición de hongos y cubren el flujo de aire.

Los pugs literalmente viven ahogándose porque a los humanos nos parece tierno.

Si se produce una falla en la musculatura de su rostro, que usualmente ocurre cuando los pugs entran a su tercera edad porque recordemos que no está hecha para cubrir este cráneo, comienzan las crisis respiratorias.

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A estos problemas sumemos que no tienen espacio en su mandíbula para todos sus dientes y sufren mayor riesgo de periodontitis.

La falta de un hocico alargado deja los ojos expuestos (una de las razones por las que los perros evolucionaron con hocicos largos) y aumenta el riesgo de accidentes oculares.

Su sistema digestivo es un desastre (son famosos por ser el perro más propenso a “accidentes”) y gracias a sus problemas respiratorios, son incapaces de que termorregularse correctamente.

¿Cómo podemos decir que son nuestros mejores amigos cuando les hacemos tanto daño? 

Fuente: upsocl/ Camila Cáceres


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