“Soy madre, pero los niños en un restaurante es algo ridículo”

10 empresarios explican por qué prohibieron la entrada a los niños en su comedor (y cómo ganaron clientes con la decisión)

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Este no es un conteniddo cómodo.

Aún menos si empieza con este titular incendiario de la columnista Anna Tyzack para The Telegraph: “Soy madre, pero es de idiotas aceptar niños en un restaurante”.

Fue la respuesta sorpresiva a la decisión de Marco Magliozzi de prohibir la entrada de menores de 5 años a su restaurante: “Si se tratara de un restaurante de lujo en Londres, nadie se quejaría, pero en Italia, donde los bebés y los niños habitualmente cenan en todo tipo de restaurantes por buenos que sean, la prohibición ha causado indignación entre los padres”, decía la periodista. A los lectores les sorprendió que una madre defendiera una posición tan extrema.

El blog Scary Mommy no tardó mucho en responder el propietario del restaurante (y a la periodista) con un artículo titulado “¿Sabes quién odia más que los niños griten en los restaurantes? Los padres”. Sobre este debate, un buen resumen, por difícil de digerir que parezca, es que el propietario no odiaba a los niños, simplemente odiaba a los niños en su restaurante. Algo sensiblemente diferente.

La realidad es que prohibir la entrada a los niños en restaurantes es un tema recurrente en los medios. Aquellos que desean una experiencia gastronómica libre de niños se alegran sin remordimiento alguno. En cambio, muchos padres a menudo se sienten perseguidos o atacados por estas reglas injustificadas. Prohibir la entrada a los niños siempre será una decisión impopular, pero ¿qué pasa si es una decisión buena para tu negocio? ¿Qué pasaría si todos los restaurantes dejaran bien claro y sin temor que los niños no son bienvenidos?

Aquí van 10 de los casos más sonados y la razón que encontró el restaurador para defender una premisa incómoda: “Niños, aquí no sois bienvenidos”.

1.

“Lanzan aceite de oliva en el suelo, vierten agua en la mesa, lanzan sal por el comedor, tratan de desmontar los muebles, gritan, lloran y, sobre, todo odian el pescado”, dijo el propietario del restaurante romano La Fraschetta del Pesce para La RepuBblica. “Son pequeños demonios incontrolables”, sentenció indignado antes de prohibir la entrada a todos los niños menores de 5 años. Al día siguiente estaba en todos los medios de comunicación defendiendo su postura. Aparentemente, era una decisión políticamente incorrecta. Pero fue una decisión económicamente perfecta para su negocio porque las reservas aumentaron y su comedor se llenó de parejas adultas sin niños.

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2.

Chris Shake, el dueño de Old Fisherman’s Grotto en California, decidió paulatinamente poner las cosas más difíciles a los padres que vinieran con sus hijos a su restaurante. Era una manera indirecta de decirles que no eran bienvenidos: retiró los cochecitos, luego el menú infantil, luego los asientos de refuerzo y las sillas altas y, finalmente, atajó el problema de raíz vetando la entrada a los niños “que hacen ruidos fuertes o lloran”. O sea, a todos. “Cuantas más cosas hacíamos, más nos dimos cuenta de que nuestra sala se hizo más silenciosa, los invitados disfrutaban más e incluso algunos de los clientes comentaban lo agradable que era estar sin niños“. Después de la prohibición fue su mejor mes en el negocio de la restauración con facturación récord.

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3.

“La gota que colmó el vaso fue una niña usando un iPad con el volumen muy alto sin que los padres hicieran nada pese a la sugerencia de los camareros”, publicaba National Post. Se refiere al restaurante Caruso’s, un restaurante italiano de Yoshi Nuñez en Carolina del Norte. “Finalmente, tuvimos que pedirles que se fueran. Estaban alterados, pero no parecían preocuparse por lo que pensaban los otros huéspedes. Intentamos gestionar la situación amablemente, pero estamos aquí para cuidar a los clientes y no podemos decirle a un padre cómo controlar a sus hijos”, dijo el propietario para los medios locales. Esto provocó la prohibición de niños menores de 5 años. Los voces críticas enfurecieron por Internet, pero luego las reservas subieron notablemente.

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4.

En algunas ocasiones la cosa se ha puesto fea. Hilary Penning prohibió la entrada de menores de 5 años en el restaurante Organic Kitchen en la población inglesa de Buckhurst Hill. La voz corrió entre los padres de una localidad pequeña y la mujer fue increpada en varias ocasiones por la calle: “Eres una desgracia para la maternidad”. Su marido tuvo que hablar con la policía para que se detuviera el acoso y derribo a la mujer. “La mayor sorpresa fue la vehemencia con la que se arremetió contra una política. Ha sacado lo peor de la gente del pueblo. Era como ver un nido de avispas”, dijo para la BBC el marido.

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5.

Jamie Oliver, famoso chef por promover la gastronomía en las escuelas como asignatura obligatoria, prohibió los cochecitos de bebés argumentando “falta de espacio en la sala”. Lo acusaron de doble moral y de discurso adulterado según sus propios intereses.

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6.

El chef Achatz, cocinero del restaurante Alinea, uno de los mejores del mundo ubicado en Chicago, publicó en su cuenta de Twitter que quería prohibir a los bebés después de que un “comensal” de ocho meses no dejara de llorar, molestando a todos los que habían pagado más de 200 dólares en el resto de mesas. Su decisión fue tan polémica que tuvo que salir en Good Morning America, uno de los programas con más audiencia en la televisión de EE.UU para defender su comentario:

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7.

En el restaurante Cuchara de Houston, los propietarios prohibieron a los niños después de que un pequeño rascó la pared con una tiza causando daños valorados en 1.500 dólares. Ahora tienen mensajes por todo el local muy ilustrativos: “Aquí los niños no corren por el restaurante. Aquí se quedan sentados y preguntan a sus padres para ir al wc de su mano. No gritan, no tiran cosas ni tocan las paredes, cuadros, ventanas o cualquier otra cosa. Son respetuosos”.

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8.

En el restaurante Flynn’s, en Australia, los “bebés chillones” inspiraron a los propietarios a prohibir la entrada a niños menores de 7 años. Lo mejor es que en esta ocasión culpaban más a los padres que a los hijos: “Muchos padres piensan que pagan por el espacio, el servicio y por un descanso, y por lo tanto, ese descanso implica descansar de ser padres”, decía su propietario Liam Flynn. La decisión la tomó como respuesta a unos padres que no hacían nada para que su bebé dejara de llorar: ”Hay muchas personas que sienten que no son responsables de sus acciones ni de las de sus hijos”.

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9.

En el restaurante McDain de Mike Luik decidieron prohibir a los niños menores de 6 años porque pasaban corriendo muy cerca de los camareros que manejaban salsas muy calientes: ”Nuestros clientes juegan al golf, son mayores, gente conservadora. Lo hicimos en nombre de los clientes que dejan a sus hijos en casa con una niñera y ahora hay un niño ahí gritando al lado arruinando la cena del cliente”. La respuesta a la prohibición de niños fue más que positiva. Antes de la polémica política, McDain’s tenía la capacidad de la sala al 80 por ciento. Después de la prohibición se llenó y “fue un éxito sin precedentes”.

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10.

El restaurante La Fisheria de Houston decidió prohibir a los niños menores de 9 años después de las siete de la tarde “para dar una atmósfera más romántica y nocturna al local”. “Las siete no son horas para los niños, especialmente cuando servimos bebidas y vino”, dijo el propietario para la emisora KHOU 11 después de que la polémica política de admisión se hiciera pública.

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Fuente: playgroundmag


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