Una batalla legal para que las petroleras paguen los daños del cambio climático

En diferentes lugares del mundo ha comenzado una batalla legal para que las empresas que se benefician de la explotación de combustibles fósiles se hagan cargo de los daños provocados por el cambio climático. Un informe de 2013 acusaba a 90 grandes empresas de ser responsables de dos tercios de las emisiones de CO2 del planeta. La justicia llama a su puerta.

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En la localidad de Huaraz y alrededores, en los Andes peruanos, el deshielo de los glaciares está causando estragos. No solo se desbordan algunos lagos con el peligro de inundar las casas, sino que la forma de vida de muchos agricultores está amenazada. En el pequeño archipiélago de las islas Kiribati, en el océano Pacífico, la subida del nivel del agua amenaza con sepultar en unos años a sus habitantes, que tratan desesperadamente de llamar la atención de la comunidad internacional; y en la pequeña población de Kivalina, en Alaska, sus 400 habitantes se tendrán que trasladar todas sus pertenencias a una nueva ubicación debido a que la erosión del mar se está tragando sus casas.

Todas estas situaciones son consecuencia directa de los efectos del cambio climático a nivel global, provocados por el aumento de las temperaturas que el consumo masivo de hidrocarburos ha causado en el planeta. Pero, ¿quién se hace cargo de estos daños? Algunas de estas víctimas han comenzado a reclamar directamente a las grandes petroleras para que se hagan responsables de las consecuencias que su negocio ha causado en sus vidas. Los habitantes de Kivalina fueron los pioneros al interponer una demanda contra Exxon Mobil y otras ocho compañías para que asumieran los costes del traslado del pueblo, y en la localidad andina de Huaraz, un agricultor local, Saul Luciano Lliuya, puso una denuncia contra la energética alemana RWE por su contribución al cambio climático y el deshielo de los glaciares.

Más de 40 grandes compañías energéticas declararán en Filipinas por su contribución al cambio climático

Pero el episodio más importante en esta batalla legal por el cambio climático se producirá el próximo mes de octubre, cuando 47 grandes compañías se sentarán ante la Comisión de Derechos Humanos de Filipinas para explicar su contribución al cambio climático y los daños que este ha causado. Entre las empresas llamadas a declarar están las gigantescas ExxonMobil, Chevron y BP, quienes están obligadas a comparecer al tener sede legal en el país. El procedimiento se inició gracias a la presión de diversas organizaciones y la firma de miles de ciudadanos. Filipinas, argumentan, contribuye con un 1% a las emisiones globales de CO2 y sin embargo es uno de los países más vulnerables a las alteraciones que se están produciendo en el clima. El ejemplo más reciente y doloroso fue el del tifón Haiyan (o Yolanda) que dejó más de 6.000 muertos y 600.000 desplazados en 2013.

“Pedimos justicia”, asegura Elma Reyes, que sobrevivió al tifón Rammasun en 2008 y forma parte de los grupos que han presentado la demanda. “El cambio climático se ha llevado nuestras casas y a nuestros seres queridos. Estas poderosas empresas deben ser llamadas para explicar el impacto de sus actividades”. “Esta acción de la comisión no tiene precedentes”, sostiene Zelda Soriano, activista de Greenpeace en el sudeste asiático. “Es una primera piedra para establecer el precedente legal y moral de que los grandes contaminantes deben hacerse responsables de los derechos humanos amenazados como consecuencia de los productos combustibles fósiles”.

“El cambio climático se ha llevado nuestras casas y a nuestros seres queridos. Estas empresas deben dar explicaciones”

La acción legal de Filipinas y la lista de empresas llamadas a declarar están inspiradas por una investigación presentada en 2013 por Richard Heede, director del Instituto de Cambio Climático de Colorado. Después de reunir datos durante años, Heede llegó a la conclusión de que 90 grandes empresas energéticas han contribuido al 63% de los gases de efecto invernadero emitidos entre 1751 y 2010. Y pese a que creemos que ese gran cambio que ensució el planeta sucedió en los albores de la revolución industrial, lo cierto es que el mayor pico de emisiones comienza en 1988, el mismo año en que los expertos de la NASA testificaban ante el Congreso de Estados Unidos sobre la certeza de que había comenzado un cambio climático. Pero, ¿son solo responsables las compañías petroleras de esta contaminación global? Como apunta Douglas Starr en la revista Science, hay quien apunta más bien a que es una responsabilidad colectiva, pues otras empresas y miles de millones de ciudadanos nos aprovechamos de esta explotación de los combustibles fósiles. Heede, en cambio, explica que se centró en las grandes petroleras porque a diferencia de otras compañías en que los gases de efecto invernadero son un residuo secundario, las petroleras se dedican a sacar el carbón de la tierra y comercializarlo. “Los que tomaron las decisiones, los CEOs y los ministros de energía”, aseguró Heede en una entrevista a The Guardian, “caben en uno o dos autobuses de línea”.

Sean o no las responsables únicas, lo que parece claro es que las empresas energéticas han mirado para otro lado durante décadas e incluso han trabajado para ocultar los efectos de sus actividades. A Exxon Mobil se le ha abierto otro frente legal en Estados Unidos, donde el fiscal de Nueva York ha comenzado a investigar si la compañía cometió un fraude ante  sus accionistas por ocultar durante años los datos que poseía ya desde principios de los 80 de que el cambio climático era un fenómeno real. Una investigación liderada por el diario Los Angeles Times ha mostrado documentos internos que muestran que el departamento de investigación de la compañía conocía que el consumo de combustible fósiles provocaría un cambio irreversible en el planeta y se dedicó a financiar a grupos que pusieran en duda esta idea. De proliferar, la causa podría ser el primer mazazo legal de peso contra una de estas empresas energéticas por su actividad.

“Los que tomaron las decisiones caben en uno o dos autobuses de línea”

Todas estas acciones forman parte de un marco global en el que cada vez más ciudadanos o instituciones reclaman que alguien se haga cargo de lo que está pasando en el planeta. “Cada vez más comunidades, más ciudades, más estados y más tribus tendrán que afrontar que tienen que ayudar a personas que han sido afectadas por el cambio climático”, asegura Christine Shearer, autora del libro ‘A Climate Change Story‘, donde relató la odisea de los ciudadanos de Kivalina, en Alaska. “Creo que se pondrán más demandas legales y podríamos llegar a un punto en que las compañías petroleras encuentren menos costoso llegar a un acuerdo que seguir litigando en los tribunales”.

Y las empresas no son las únicas que sienten la presión de quienes piden responsabilidades. En muchos casos los ciudadanos han empezado a demandar por la vía jurídica a sus gobiernos que se impliquen más en la lucha contra el cambio climático. En Estados Unidos, la iniciativa “Our Children’s Trust” ha presentado demandas en varios estados contra el Departamento de Ecología por estar incumpliendo sus obligaciones de proteger la atmósfera de las emisiones. En mayo de este año, una de estas demandas – presentadas simbólicamente por niños que reclaman un futuro – tuvo éxito y el juez ordenó al estado de Washington que fije una reducción significativa de las emisiones a finales de 2016.

“Este caso explica por qué los jóvenes de este país, y otros muchos países, se están viendo obligados a llevar a sus gobiernos a los tribunales para asegurarse una atmósfera saludable y un clima estable”, asegura Julia Olson, una de las líderes de la iniciativa. En Pakistán y Nueva Zelanda se han presentado demandas similares, pero la más exitosa fue la de la iniciativa Urgenda en Holanda, que en junio de 2015 consiguió que un juez del distrito de La Haya ordenara al gobierno holandés reducir sus emisiones un mínimo del 25% para el año 2020. “Los estados están obligados a proteger a sus ciudadanos”, explicó Marjan Minnesma, director de la iniciativa, tras la victoria. “Y si los políticos no lo hacen por su propia voluntad, entonces ahí están los tribunales para ayudar”.

Fuente: vozpopuli




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