Una enorme ‘mancha’ de condiciones anómalas en mitad del Pacífico está teniendo consecuencias inesperadas en el ozono

  • Los científicos hablan del “fenómeno metereológico más extraño que se ha producido en décadas”

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Hace dos años, el hallazgo de una misteriosa masa de agua extrañamente caliente en el Océano Pacífico desconcertaba a los científicos. El calentamiento del agua en una área que abarcaba 9 millones de kilómetros cuadrados desde México a Alaska estaba alterando la vida marina. Esa inquietante ‘mancha’ (conocida en el ámbito científico como The Blob) vuelve ahora a ser el centro de nuevas preocupaciones. Y es que, según un reciente estudio, es la responsable de aumentar los niveles de ozono en la costa oeste estadounidense.

El área oceánica de condiciones anómalas se detectó por primera vez en 2013, creció en 2014 y alcanzó su máxima extensión en 2015. Los científicos fijaron su atención en el mar porque a las costas del oeste de Estados Unidos comenzaron a llegar crías de león marino delgadas y enfermas.

El área oceánica de condiciones anómalas se detectó por primera vez en 2013, creció en 2014 y alcanzó su máxima extensión en 2015. Los científicos fijaron su atención en el mar porque a las costas del oeste de Estados Unidos comenzaron a llegar crías de león marino delgadas y enfermas.

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Dan Jaffe y su equipo de la Universidad de Bothell (Washington) no se ocupan de medir las temperaturas oceánicas, pero han acabado mirando al agua. El grupo, que se ocupa de medir los niveles de ozono sobre el país desde 2004, se sorprendió con un pico extraño en 2015.

Para comprobar si existía una conexión, se valieron de datos de múltiples satélites ubicados por todo el mundo para rastrear los flujos de temperatura en la superficie del Océano Pacífico entre 2014 y 2016. Cuando los compararon con los registros que había desde 1910, no encontraron nada igual.

“Este evento no tiene precedentes ni en magnitud ni en duración; no hay nada parecido en nuestro historial”, dijo Jaffe.

Al analizar los datos reunidos, encontraron una correlación entre la bolsa de agua anormalmente caliente y los mayores niveles de ozono.

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Durante el tiempo en el que se formó la ‘mancha’, el aumento de temperaturas de la superficie del océano había provocado que el aire se calentara y estancara, lo que debilitó los vientos costeros dejándoles sin fuerza para peinar el mar. En tierra, esto significa que las altas temperaturas se mantienen. Sumado a que hubo pocas nubes, se creó el ambiente en el que se da la reacción química del ozono.

“Las temperaturas eran altas y estaba mucho menos nublado de lo normal, lo que desencadenó la producción de ozono”, explica Jaffe. “Y debido al sistema de alta presión de la costa, los vientos eran mucho más bajos de lo normal. Cuando hay viento, sopla la contaminación; pero cuando no soplan, se produce el estancamiento y la contaminación es mayor”.

Más ozono en la atmósfera implica más problemas respiratorios, asma o bronquitis. La gran extensión ‘mancha’ ha sido temporal, pero los científicos advierten: debemos tomarnos este suceso anómalo como aviso de lo que podría llegar, multiplicado, en un futuro marcado por el cambio climático.

Fuente: playgroundmag


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