Una nueva investigación expone que el sexto sentido estaría asociado a una rara mutación genética.
Una niña con tan solo 9 años y una joven de 19 tienen un sorprendente punto en común: ambas comparten una mutación genética extremadamente rara que puede arrojar luz sobre lo que solemos llamar “sexto sentido” en los seres humanos; esto es, la propiocepción, o la conciencia del cuerpo en el espacio.
El estudio, desarrollado por científicos de los Institutos Nacionales de la Salud en Bethesda, Maryland (EE.UU.), contó con la participación de dos pacientes con un trastorno neurológico único y sugiere que un gen llamado PIEZO2 controla la propiocepción, un “sexto sentido” que describe la conciencia del propio cuerpo en el espacio. Esta mutación genética hace que ambas pacientes tengan problemas de movimiento (dificultades para caminar, problemas en la cadera, los dedos, deformidades en los pies…) y otras dificultades que superan gracias a la vista y otros sentidos.