La victoria de Trump desencadena un aluvión de ataques racistas en calles y colegios de EEUU

Musulmanes, negros, hispanos y gays sufren en sus carnes el triunfo del discurso de la violencia

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Los primeros ataques sucedieron cuando no habían pasado ni 24 horas desde que se conociera la victoria de Donald Trump. Una mujer fue asaltada por un hombre blanco mayor que la amenazó con violarla y luego le tiró a la cara el agua que llevaba en su vaso.

“No puedo esperar hasta que Trump nos pida violaros y os envíe de nuevo al otro lado del maldito muro más grande que vamos a construir”, le dijo el agresor a la mujer, de ascendencia hispana, antes de tirarle el agua. Ella asegura a The Independent que ahora está aterrorizada de ser mujer y formar parte de una minoría.

Por desgracia, su ataque está muy lejos de ser un caso aislado.

Las mujeres musulmanas se han convertido en un blanco fácil por llevar el hijab. Maha Abdul Gawad relata en su Twitter que estando en un establecimiento Wallmart una mujer se le acercó para quitarle el hijab de la cabeza por la fuerza. “Esto ya no está permitido, así que cuélgatelo alrededor del cuello y no en tu cabeza”, le espetó. La chica asegura que está traumatizada.

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La Universidad de San Diego distribuyó un correo entre sus estudiantes en el que se relataba el ataque a otra chica musulmana. Dos hombres blancos que comentaban la victoria de Trump la atacaron en el parking de la universidad, le quitaron su cartera, su mochila y las llaves de su coche para después robarle el vehículo.

To all the people that say Trumps rhetoric does not affect people, a Muslim girl got attacked and mugged today at SDSU. Please stay safe. pic.twitter.com/b9YXu0ccc5— Ahmed Koala (@akothawalaa) 10 de noviembre de 2016

Sarah A. Harvard publicaba en su Twitter que aún no habían pasado ni 24 horas cuando una amiga musulmana de su hermana fue asaltada por un partidario de Trump que le puso un cuchillo en el cuello mientras iban en un bus en el campus de la Universidad de Illinois.

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Pero los latinos también están sufriendo las consecuencias de un racismo alimentado durante la campaña del nuevo presidente. Shaun King denuncia que en un colegio de California los niños blancos se dedicaron a entregar a los niños hispanos falsas cartas de deportación.

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El mismo usuario publicaba horas antes un vídeo de un colegio de Michigan en el que se puede ver como, en el comedor, durante la hora de la comida, los niños blancos comenzaron a corear la frase “BUILD THE WALL, BUILD THE WALL” (construye el muro) ante la atónita mirada de sus compañeros.

El colectivo afroamericano también se ha convertido en la diana de los insultos racistas en cuando se supo de la victoria republicana. Una mujer negra de Delaware oyó como cuatro hombres blancos discutían la victoria de Trump en una gasolinera y decían que “estaban contentos porque no tendría que lidiar nunca más con los ‘niggas'”.

En cuanto la vieron, uno de ellos se le acercó y le dijo: “¿Estás asustada, puta negra? Debería matarte ahora mismo, eres una pérdida de aire”. A continuación otro más se sumó a las amenazas. “Tienes suerte de que hay testigos, de lo contrario te mataría aquí mismo”.

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Por si fuera poco, numerosos grafitis de esvásticas han aparecido en distintas partes del país y los crímenes de odio también han ido dirigidos a homosexuales con la quema de la bandera LGTB y los comentarios homófobos.   Un hombre gay fue agredido con una botella de cerveza en el metro durante la noche electoral mientras los atacantes le gritaban que ahora tenían un nuevo presidente.

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El acoso ha alcanzado tales cotas que durante la víspera de las elecciones, la línea telefónica de Prevención Nacional de Suicidio recibió un 30% más de llamas de lo habitual. Conforme avanzaba la noche electoral las llamadas aumentaron en un 140%, según informa la agencia de noticias DW  .

Aunque Trump buscó en su discurso de aceptación un tono conciliador, parece que los meses de campaña inflamatoria y agresiva están comenzando a surtir su efecto. Y una vez que abres la caja de la violencia, lo difícil es volver a guardarla bajo llave.

Fuente: playgroundmag




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