Ser empático y como sobrevivir a la sociedad para contarlo

Las personas empáticas tienen un nivel de sensibilidad tan acentuado que a veces les resulta imposible tolerar el mundo en el que viven. Para ellos, es importante aprender a distinguir dónde están los límites y a usar ciertos mecanismos que les ayuden a vivir una vida más plena.

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La empatía es un don muy preciado, sobre todo teniendo en cuenta cómo es la sociedad en la que nos movemos, pero también puede llegar a convertirse en una pesadilla si no se controlan las emociones y no se instauran ciertos límites personales.

Las relaciones pueden llegar a ser muy intensas con este tipo de personas, que viven cada sentimiento y cada palabra ajena como si fueran propias, por eso es fundamental saber reconocer el grado de empatía de nuestra personalidad. Aprender a conocernos es importante. Saber quiénes somos nos ayuda a participar del intercambio de una manera más equilibrada y más sana.

La psiquiatra Judith Orloff describe en su libro ‘Libertad emocional: Cómo dejar de ser víctima de las emociones’  los diez rasgos más característicos de las personas empáticas:

1. Tienen alta sensibilidad: Son personas muy abiertas que saben escuchar. Suelen dar más de lo que reciben, por lo que es fácil herirlos. A menudo, suelen recibir críticas y se les dice que son demasiado sensibles y que deben ser más duros y fuertes.

2. Absorben emociones externas: Conectan con los estados de ánimo de otras personas, a veces de una manera extrema.

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3. Muchos son introvertidos: Vivir con las emociones a flor de piel no es fácil, por eso suelen sentirse superados por las circunstancias y prefieren el contacto directo con grupos pequeños.

4. Son muy intuitivos: Prestan atención a sus intuiciones cuando conocen a alguien y gracias a su conexión emocional, suelen conseguir evitar a los vampiros energéticos, aunque no son infalibles.

5. Necesitan soledad: Gastan mucha energía al ponerse constantemente en el lugar del otro, por esa razón para ellos es necesario un tiempo a solas para recargar pilas.

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6. Sus relaciones íntimas pueden abrumarlos: Demasiada unión puede desvirtuarlos. Las emociones pueden engullirles hasta perder su identidad.

7. Son el objetivo de vampiros energéticos: El miedo o la rabia de las personas inseguras y dominantes puede minar su vitalidad y su tranquilidad. Para un empático es como perder poco a poco la vida.

8. Se reponen con la naturaleza: El mundo natural es su refugio, los restaura, les ayuda a liberar sus cargas.

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9. Tienen un gran desarrollo de los sentidos: Son sensibles a las emociones, pero también lo son a los ruidos, los gritos, los olores y al habla en exceso.

10. Tienen gran corazón: Son patrones de causas perdidas o defensores de la justicia, por eso les gusta aliviar el dolor de los demás. El problema es que no saben desligarse de ello y se llevan la sensación al volver a casa.

Para aquellas personas que se reconocen en esta descripción, la psicóloga Virginia de la Iglesia da una serie de recomendaciones que les puede permitir construir un estilo de vida más acorde a sus necesidades:

Lo primero es lo primero, práctica la compasión, sé quién eres, siente a los demás, pero no te contagies en exceso de sus emociones porque no podrás reconocer cuáles te pertenecen. Si te dejas arrastrar por ellas, pierdes la objetividad y no podrás ayudar a los demás ni ayudarte a ti misma/o.

Si sientes por encima de cualquier cosa, debes cuidarte. Tu gasto energético hace que estés más cansada/o que la mayoría, por lo que el reposo, la buena alimentación, la meditación y el silencio, son fundamentales en tu día a día.

Si no quieres autodestruirte, ponte límites. Necesitas aprender ciertos mecanismos que te permitan independizarte del mundo exterior. Aprender a decir no, dejar una conversación cuando te desequilibra o despedirte antes de llegar al colapso, son medidas de seguridad que te valdrán para crear ese perímetro personal que tanto necesitas. No es egoísta tenerte en cuenta a ti misma/o. Respeta tu tiempo y tu ritmo, y a quien no lo respete, no le busques excusas.

Sobre todo, no olvides que no estás en el mundo solo para recibir lo negativo y lo positivo de los demás, tú también tienes mucho que ofrecer. Expresa y canaliza tu enorme sensibilidad, vuélcala al exterior y aporta a tu entorno lo que llevas dentro de ti.

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Fuente: culturainquieta



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